Chinches UNAM: ¿realidad o exageración?
Hace un tiempo, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) estuvo en el centro de un debate inesperado: la posible infestación de chinches en sus instalaciones. A pesar de que no hay evidencia concreta que confirme la presencia de estos insectos, se han llevado a cabo fumigaciones en varias facultades. Este artículo examina los eventos recientes, las preocupaciones de la comunidad universitaria y las opiniones de expertos sobre la situación.
Un Escenario Inusual en la UNAM
El 5 de octubre de 2024, la Facultad de Veterinaria de la UNAM presentaba un panorama desolador. Los estudiantes se habían ausentado debido a las fumigaciones, y el personal encargado, vestido de blanco, rociaba las esquinas del edificio con una máquina ruidosa. Aunque las autoridades instaron a los estudiantes a reportar cualquier insecto parecido a una chinche al Departamento de Parasitología, nadie respondió al llamado. Sin embargo, los alumnos, preocupados por posibles infestaciones, solicitaron medidas preventivas en una asamblea.
A pesar de su conocimiento sobre los daños que las fumigaciones pueden causar en otras especies, los estudiantes de Veterinaria confiaban en que las medidas se llevarían a cabo de manera que no perjudicaran significativamente a los animales que habitan Ciudad Universitaria. Ernesto Fentanes, encargado de Comunicación de la Facultad, explicó que las fumigaciones eran una respuesta a las fotos de chinches publicadas en redes sociales, pero aseguró que no se encontró ninguna chinche en las instalaciones tras inspecciones minuciosas.
Asamblea y Exigencias Estudiantiles
El 4 de octubre de ese año, en la Facultad de Derecho, unos 80 estudiantes se congregaron para exigir una fumigación adecuada en respuesta a la supuesta plaga de chinches. Los vigilantes cerraron algunas puertas y montaron guardia, anticipando posibles disturbios. La tensión aumentó cuando los organizadores de la asamblea, con rostros cubiertos, fueron instados a descubrirse.
Durante la asamblea, varios estudiantes compartieron sus experiencias y preocupaciones. Algunos reportaron olores fuertes de pesticidas en las aulas y presencia de insectos muertos, lo que generó desconfianza en la administración. Se planteó la necesidad de contratar una empresa fumigadora con licencia sanitaria, transmitir en vivo el proceso de fumigación y suspender las clases presenciales mientras se solucionaba el problema.
Integrantes del Sindicato de Trabajadores de la UNAM (STUNAM) también participaron en la asamblea, revelando que la Comisión de Seguridad y Salud había intentado cerrar las instalaciones debido a las denuncias de chinches, pero enfrentaron amenazas de sanciones. Los trabajadores criticaron la falta de limpiezas profundas, necesarias cada semestre, y acusaron a las autoridades de malgastar el presupuesto.
Opiniones de Expertos: ¿Es Real la Amenaza de los Chinches?
Luis Zambrano y Carlos Cordero, expertos en biología y ecología, respectivamente, consideraron que las medidas de fumigación eran excesivas y poco efectivas. Ambos coincidieron en que las decisiones de la UNAM deberían basarse en evidencia clara de la presencia de chinches, algo que hasta la fecha no se ha comprobado.
Según Zambrano, las chinches han desarrollado una alta resistencia a los químicos utilizados en fumigaciones, y métodos caseros como lavar la ropa con agua caliente son más efectivos. Añadió que las chinches, insectos nocturnos que prefieren lugares acolchados y cálidos, tienen pocas probabilidades de propagarse en Ciudad Universitaria.
Cordero, especializado en conducta evolutiva de insectos, destacó que las chinches no representan un riesgo significativo para la salud humana y que sus picaduras no transmiten enfermedades. Ambos expertos expresaron su preocupación por el impacto de las fumigaciones en otras especies importantes para el ecosistema de la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel.
El Contexto Global y la Percepción Pública
El temor a una infestación de chinches en la UNAM puede estar influenciado por noticias de infestaciones en otras ciudades del mundo, como París y Madrid, donde las chinches han sido consideradas una crisis sanitaria. Los doctores Zambrano y Cordero sugirieron que el problema debe abordarse con información equilibrada y basada en evidencia, evitando decisiones precipitadas basadas en opiniones vertidas en redes sociales.
Los expertos también cuestionaron la lógica de desalojar escuelas públicas cuando las experiencias en otras ciudades indican que las chinches se concentran en hoteles, cines y transporte público, lugares con abundancia de materiales acolchados, no en centros educativos.
Perspectivas de la Comunidad Universitaria
Diego, estudiante de cuarto semestre de Química, comentó que no ha visto ninguna chinche, pero los rumores le causaron ansiedad. Para sentirse más tranquilo, comenzó a rociar su ropa con pesticidas al llegar a casa. Fernando Romero, auxiliar de laboratorio de la Facultad de Química, opinó que la preocupación por las chinches era una excusa para cancelar clases. Erika, bibliotecaria, desconfió de los videos que circulaban en redes sociales, ya que no especificaban el lugar de grabación y ella no había visto una sola chinche.
Paulina Brito, jefa de Servicios de turno mixto, explicó que su equipo de limpieza revisó los salones antes de la fumigación y solo encontraron un insecto pequeño, cuya identidad no pudo confirmar. A pesar de ello, apoyó las medidas de fumigación como precaución.
Reflexiones Finales
La situación en la UNAM pone de manifiesto la importancia de basar las decisiones en evidencia científica y no en rumores o fotografías compartidas en redes sociales. La comunidad universitaria está dividida entre quienes apoyan las fumigaciones por precaución y quienes consideran que las medidas son exageradas e innecesarias.
Es fundamental que las autoridades y la comunidad académica colaboren para abordar las preocupaciones de manera informada y efectiva, garantizando la salud y seguridad de todos sin causar daños innecesarios al entorno ecológico.
La controversia sobre las chinches en la UNAM es un recordatorio de la importancia de la transparencia y la comunicación efectiva en la gestión de crisis. Solo a través de un enfoque basado en evidencia y una colaboración abierta se pueden tomar decisiones que realmente beneficien a la comunidad universitaria y preserven el equilibrio ecológico del campus.